Mis palabras en el encuentro “Diálogo Nacional de la CNC-PRI" con la presencia del Senador Pedro Joaquín Coldwell


Le agradezco mucho al Senador Pedro Joaquín Coldwell, Presidente del CEN de nuestro partido, su presencia en este Diálogo Nacional de la CNC con el PRI.

Gracias Presidente por acompañarnos. Para los cenecistas este Diálogo, con delegadas y delegados, es muy relevante, ya que se conmemoran 74 años de renovados compromisos entre la CNC y el PRI, aquí en Guanajuato capital, lugar emblemático y cuna de la Independencia de México.

Como Presidente del PRI debo hacerte mi más amplio reconocimiento, porque fuiste guía y artífice fundamental en el triunfo que obtuvimos como partido el primero de julio.

Con tu dirigencia ganamos la Presidencia de la República con nuestro abanderado Enrique Peña Nieto y la primera mayoría en la Cámara de Diputados y de Senadores. Somos mayoría en el Congreso y tenemos la Presidencia de la República, casi nada.

Este es un hecho histórico que debemos aquilatar en su justa dimensión. Es la primera vez que siendo oposición ganamos la Presidencia de la República.

El PRI aprendió a ser oposición, es decir, a construir, a convertirse en alternativa de gobierno a partir de la alternancia en el poder o como señala Pasquino “La oposición tiene el deber de contender con el gobierno, demostrando ser un gobierno alternativo”.

Esa es nuestra calidad como Partido en esta segunda década del siglo XXI. Sin embargo, si bien -a decir de Kelsen- las democracias son inconcebibles sin los partidos políticos, en México se cuenta con una pobre cultura política de partidos que enriquezca nuestra democracia.

Desde 1929 en que nacimos como partido político con las siglas de PNR, nos ha costado mucho construir nuestra democracia; incluso se llegó a considerar al PRI como el partido hegemónico.

Pese a las críticas, los priistas hemos sido los impulsores de los cambios en la legislación electoral. Todo ello ha venido fortaleciendo nuestra vida democrática, hasta lograr crear instituciones como el IFE y leyes como el COFIPE, incluyendo reformas como la de 1977, 1989, 1996, 2007 y la reciente reforma política de 2012.

El reciente proceso electoral ha dejado entrever que no basta con tener leyes e instituciones sólidas y transparentes, si hay quienes no respetan las reglas del juego electoral y aparecen como chantajistas y saboteadores, con argumentos pobres y risibles que debilitan la democracia y fracturan a la sociedad.

Los partidos políticos no se ven como partidos políticos, sino como franquicias, como marcas, que a la luz del dinero público valen millones de pesos. Son, como dice Federico Reyes Heroles: “Estamos hablando de cientos de millones de pesos, de muchas chambas, de prebendas y privilegios”.

Ya lo advertía Reveles Vázquez “a esto contribuyó el financiamiento público que reciben los partidos tan solo por el cumplimiento de los requisitos legales y no por su presencia electoral…el activismo y la capacidad de movilización cedieron su lugar a la acción estrictamente electoral, fincada en el marketing político y no en su trabajo a pie”.

Es cierto que la reforma del 2007 y la reciente reforma política abonan a un fortalecimiento de nuestra convivencia democrática. Por tanto, es urgente fortalecer nuestro sistema de partidos, que acote el financiamiento público, que convierta a los partidos en instituciones de interés para la ciudadanía y no en sinónimos de calificativos como “partidocracia” que en esencia los descalifican, o en simples partidos “electoreros”.

Creo que el PRI está viviendo una nueva etapa que debemos reflexionar. Ha sido muy costosa para México esta transición democrática que vive desde 1997.

El PRI, en nuestra opinión, debe ser el impulsor de una nueva cultura política, donde se incluya una Ley de Partidos Políticos que avance en su democratización, que incremente y privilegie la participación de su base militante y haga transparente la rendición de cuentas de sus usos financieros, entre otros.

El PRI debe dar señales claras de su compromiso con la democracia y de la importancia que tienen los partidos políticos en ésta. Que lucha por el poder, visto este como un instrumento de cambio y no de poder por el poder mismo.
Por ello Presidente, estas reflexiones que te compartimos quieren abonar al interés de seguir fortaleciendo la democracia interna del PRI, y al mismo tiempo, que sea el promotor de una gran reforma electoral que retome lo bueno de la actual y combata los vicios y los excesos que tienen -en algún sentido- secuestrado a ciertos partidos políticos.

En palabras de Karl Popper: en la democracia, la alternancia en el poder se da sin violencia y sin derramamiento de sangre. Mientras que Bobbio afirmaba que una de las virtudes de la democracia, es que crea y cuenta con las instituciones para dirimir las diferencias y evitar la violencia. Por eso tenemos que cuidar la democracia. Es mucho lo que está en juego y no podemos permitir que “charlatanes” y “chantajistas” la pongan en riesgo.

La prudencia y el llamado a respetar la vida institucional no son suficientes si no emprendemos la gran reforma de partidos políticos y por la que México está urgido de contar con ella.

Muchas gracias.

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