En la Confederación Nacional Campesina lanzamos un llamado a los productores del país para que defiendan el pago de un precio justo de sus granos, principalmente del sorgo y el maíz, ya que la desaparición de la agricultura por contrato decretada por el gobierno federal los únicos beneficiados son los acaparadores.
Pido a las autoridades agrícolas regresar al esquema de agricultura por contrato a través de un programa de emergencia que requiere de 3 mil millones de pesos, pues la comercialización de las cosechas no puede ser abandonada por el gobierno federal en momentos en que los productores salen apenas de los daños causados por la intensa sequía que ha pegado en el norte del país.
Un ejemplo son las cosechas de sorgo que se han iniciado en las principales entidades productoras del país, Tamaulipas, Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Morelos, Puebla y San Luis Potosí, entre otros, donde actualmente se está pagando un promedio de 3,700 pesos la tonelada, casi 25 por ciento menos del precio justo que permite resarcir los costos de este grano forrajero.
México es el cuarto productor de sorgo en el mundo y la propuesta de los productores es continuar con el esquema de agricultura por contrato porque defendía un precio de referencia y permitía que el mercado se regulara, pero ahora, con su desaparición, sólo ganan los especuladores que acaparan el grano.
Lo peor es que la situación se quiere repetir con el maíz lo que va en contra de la economía de unos 3.5 millones de productores nacionales y a final de cuentas también del consumo, ya que con la especulación no habrá freno al alza de precios en la carne y la tortilla.
El nuevo programa de la SAGARPA trae la deficiencia del crédito, debido a que sólo pueden ingresar aquellos productores que estén dentro del sistema financiero de FIRA (Fideicomisos con Relación a la Agricultura).
Transmito el descontento que hay en las ramas de producción del maíz, sorgo y la soya, las más afectadas por la desaparición de la agricultura por contrato que este año debió respaldar alrededor de cinco millones de toneladas.
No descartamos movilizaciones campesinas en algunas regiones del país por la defensa de un precio justo a los granos que cosechan, problema al que se debe sumar la importación innecesaria de frijol y de la papa, sin importar que la de ésta última signifique un grave riesgo sanitario para el país.
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