En la Confederación Nacional Campesina planteamos la urgencia de avanzar en la reforma profunda al campo mexicano, debido a posibles repercusiones de una inminente crisis alimentaria mundial, a fin de enfrentar de fondo la visión sesgada e incompleta de la problemática agraria y productiva del sector rural. Esto favorecerá eliminar la pobreza en el sector rural e indígena.
El actual Estado mexicano carece de políticas rurales congruentes con la realidad nacional, siendo el campo una de las deudas sociales y de políticas públicas que se tienen pendientes de cumplir; y este representa una oportunidad de crecimiento nacional, por lo que se debe atender lo más rápido posible.
Fernando Rascón Mercado, coordinador general del Centro de Formación y Liderazgo Cenecista (CEFOCALICE) explicó que ante el déficit de la balanza agroalimentaria superior a los 4 mil millones de dólares anuales, además del deterioro del suelo, agua, flora, fauna, y sobre todo de la migración y ruptura del tejido familiar y social, México ha generado dependencia alimentaria cercana al 50 por ciento de nuestras necesidades básicas.
El cambio climático provocó la escasez de alimentos en el mundo, el aumento de precios de los mismos, lo que ha provocado en el país fenómenos de hambruna, así como problemas de desnutrición y obesidad.
La diputación campesina del PRI, ha intervenido en la promulgación de diversas leyes como la de Caña de azúcar, Bioenergéticos, Bioseguridad de organismos genéticamente modificados, fondos de aseguramientos agropecuario, productos orgánicos, energía para el campo, y lo que es más importante la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, que busca reorientar la política comercial de importaciones y exportaciones, reestructurando el sistema financiero con la creación de la Banca Social Rural, además de crear políticas públicas que garanticen mejores precios para los productores.
Los más de 30 millones de hombres y mujeres del campo mexicano representan un potencial muy grande para contribuir en el desarrollo nacional.
En este sentido, es hora de que se asuma al país desde la trinchera campesina convergiendo en un solo instrumento jurídico que dé vida responsable a la planeación estratégica, política, económica, y social, con políticas públicas de desarrollo sustentable y seguridad alimentaria para bienestar de la nación.
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